Conocí a Rodrigo Tena en Madrid allá por el año 2007, en el contexto del nacimiento de Ciudadanos como proyecto político nacional. Notario por oposición, por aquel entonces Rodrigo ya era una persona con un gran bagaje intelectual. Más allá de sus colaboraciones en revistas como Claves de razón práctica –hoy extinta–, su ensayo Ocho minutos de arco, publicado en 2005, fue para mí y para muchos de nuestros compañeros un verdadero referente de pensamiento brillante en torno a los arquetipos morales.
Desde entonces, hemos vivido juntos múltiples aventuras y desventuras. Muchas. No siempre las mismas, pero nunca demasiado distanciados tampoco. Llámese el proyecto intentar revivir una tercera vía política en España –Ciudadanos–, la creación de un nuevo diario digital menos sectario –Factual–, dar vida a una organización de la sociedad civil enfocada en la transparencia y la rendición de cuentas –Civio–, o participar en la producción de un documental que ‘nacionalizase’ la premiada Inside Job –y que nunca logramos que viese la luz–. Por citar cuatro ejemplos.
Pues bien, Rodrigo acaba de publicar su ensayo Huida de la responsabilidad. Una obra fascinante que analiza qué ocurre cuando delegamos en el sistema–político, económico, social– las distintas responsabilidades que nos orbitan. Amistad y admiración aparte, considero que este libro es una lectura imprescindible en un momento como el nuestro actual. Su argumentación, una auténtica guía para tratar de reubicar el norte en nuestras brújulas morales. Tanto las individuales como la colectiva.
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