Uno está ya habituado a encontrarse con todo tipo de contenidos enmascarados bajo el epígrafe de crítica literaria. Sin embargo, labores como la realizada por Ángel Lasanta a la hora de enjuiciar la última obra de Ignacio García-Valiño (“Querido Caín”; Plaza & Janés, 2006) en El Cultural, no dejan de sorprender. ¿Acaso consiste la labor de los críticos en desmenuzar la trama de una obra para sus potenciales lectores? Más allá de los pertinentes (y, en mi opinión, muy acertados) juicios de valor sobre aspectos tales como el punto de vista, la estructura o el argumento de la novela, y habiendo leído Querido Caín con anterioridad a la lectura de la crítica de Lasanta, he de decir que ésta me decepcionó al revelar groseramente aspectos fundamentales de la trama (p.e. la relación previa entre el psicólogo y la madre, o la advertencia de que existen varios “quiebros que renuevan el interés del lector”). ¿No es esto equiparable a velar parcialmente un carrete de fotos que a uno le han encomendado revelar?
Publicar un comentario
Tus datos
(El nombre y la dirección de correo son obligatorios. La dirección de correo no se mostrará en el comentario.)
Comentarios