Hoy por hoy, si uno está por debajo de cierta edad, digamos cuarenta años, y está encuadrado laboralmente en el sector servicios –considerado en toda su amplitud-, admitir un desconocimiento total en materia de idiomas extranjeros se hace muy cuesta arriba.
Un buen ejemplo de este fenómeno lo vemos cada viernes en radios y televisiones. Ese día de la semana prácticamente todos los espacios informativos reservan un hueco a los estrenos cinematográficos; y, con su anuncio, estos mismos medios abren el espectro que cubre desde la inapreciable sonrisa a la más amplia carcajada.
Tomemos el viernes pasado, por ejemplo, y el comentario del periodista de Antena 3 sobre la última película de Denzel Washington. Sucumbiendo a la presión de demostrar que uno está plenamente encuadrado en el mundo moderno, el título de la cinta, “Deja vu”, se convirtió en boca del esforzado plurilingüe –ante mi absoluta perplejidad, y en una flagrante pasada de frenada- en “Deja vi”…
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