Pues a mí no me hizo ni maldita gracia la presentación de José Corbacho. El hombre se ha llevado todo tipo de elogios en la mayoría de los medios –sobre todo, en contraste con la pobre actuación de sus antecesores más recientes, también es justo decirlo-, pero yo disiento.
No pretenderé haberme tragado la gala entera, que ni de cerca, pero los fragmentos que vi –como la parodia de Raimunda en la taza del váter- me parecieron una vuelta a un humor que, por muy tradicional que sea, con sus pedos y sus hombres travestidos, creo que no tiene ninguna posibilidad de llegar a provocarme la risa.
Lo peor, sin embargo, llegó al día siguiente al leer los periódicos. El premio a Juan Diego como mejor actor por “Vete de mí”, me parece una auténtica aberración. La única justificación que puedo encontrarle es que la impresión que guardaba del papel del veterano actor en la cinta de Víctor García León estuviera influenciada por el ínfimo nivel general de la película.
“Vete de mí” es una película mal pensada, con un conflicto aparente tan sólo, pésimamente construida y con un ritmo erróneo. Una joya, vamos.