A lo largo de las dos últimas semanas, hemos tenido la oportunidad de ver a Jesús Quintero –en el programa que dirige en TVE- entrevistando a Federico Jiménez Losantos y a Baltasar Garzón.
Tras haber visto las dos entrevistas, un par de cosas me vinieron a la mente:
Por un lado, la increíble sobrevaloración de Quintero como entrevistador. Si se analiza fríamente su papel, en realidad no contribuyó apenas –por no decir nada- a incrementar el interés informativo de las dos entrevistas. Sus míticos silencios semejaban, al menos esta vez, ser muestra de un excesivo respeto o una connivencia acrítica hacia los dos personajes entrevistados, respectivamente.
Por otra parte, también quedó bastante claro que a uno de los dos invitados –Jiménez Losantos-, mal que le pese a muchos, se le entiende todo lo que dice. En el caso de Garzón, sin embargo, la mayoría de sus respuestas se perdía en una tediosa falta de precisión monocorde.
Con respecto a los contenidos, nada nuevo del director de “La Mañana”. Esos puntos de vista abrasivos son bien conocidos en alguien con acceso diario al micrófono. Garzón, por su parte, sorprendió al incurrir en una flagrante falta de respeto –supongo que inintencionada- hacia sus colegas cuando prejuzgó cuál será el resultado del sumario del 11-M.
En cuanto a personalidades, por último, cabe destacar la gran vanidad de ambos personajes. A pesar de que los dos proceden de orígenes humildes y familias numerosas -o, quien sabe, quizá precisamente por ello-, esa singular complacencia por haberse conocido a sí mismos se vuelve muy visible para cualquier televidente atento.
Quintero como entrevistador aporta más bien nada, pero quizás esa sea su virtud. Consigue que sus invitados hablen y se abran bastante más de lo habitual, aunque en el fondo son ellos los que conducen la entrevista.
Aparte tiene el mérito de que consigue entrevistar a mucha más gente que los demás, quizás como consecuencia de lo anterior.
Lo de Jiménez Losantos es un poco decepcionante. Aparte de estar encantado de conocerse, pensar que "la gente lo que quiere por la mañana es que le den un codazo en los riñones" y mala leche, le define por completo a él y su periodismo. Nada que no se supiese, por otro lado.
Publicado por: Capt. Miller | 9 de febrero de 2007 en 13:29