Cuando uno hace inventario de la oposición político-social-mediática al nacionalismo obligatorio en Cataluña tiende a incluir al diario La Razón en su lista.
Sin embargo, como explican brillantemente los hermanos Brafman en el libro “Sway” –-subtitulado “The irresistible pull of irrational behaviour” –-, eso puede deberse a alguno de los bien documentados errores de juicio tan habituales en nuestro razonar.
Los autores, Ori y Rom Brafman, diseccionan para el lector los distintos tipos de error más comunes. Así, atribuciones de valor, percepción selectiva, estado de ánimo, influencia en el objeto, confirmación de impresiones, etc. desfilan por las inteligentes páginas del libro.
Numerosos ejemplos ilustran el análisis de cada uno de los fenómenos. Pero es el último, la confirmación de impresiones, el que quería traer a colación al hablar de la cabecera barcelonesa. ¿Será que asociamos esa militancia de La Razón por cuenta de su origen –-fuera de la cartera del Grupo Planeta–- más que por la realidad actual de su cobertura periodística?
Hoy, por ejemplo, el diario abría con un titular perfectamente 'sánchez-camachista', o lo que es lo mismo, muy bien camuflado en el paisaje dominante. Rezaba así: "Cataluña exige concreción en la propuesta de financiación en la previa de San Jordi".
Algunas preguntas que surgen son, ¿se puede defender el no nacionalismo cuando uno toma prestados los pilares del rancio pensamiento ‘necionalista’, empezando por la gramática? ¿Quién es esa Cataluña fantasmagórica que exige, nada menos? ¿Acaso un muñeco de ventrílocuo del establo de Jose Luis Moreno?
¿Se refiere el periódico sólo al gobierno? ¿Al gobierno con el apoyo de toda o parte de la oposición? ¿A los poderes fácticos? ¿A otra cosa? ¿Se imaginan un titular en otro medio impreso glosando las exigencias de La Rioja, por ejemplo? En fin, ojalá hubiese un defensor del lector capaz de frenar esta dañina y dudosamente justificable sinécdoque territorial animista.